Su inclinación por escudriñar y redescubrir a los clásicos y a la figuración, lo han conducido por caminos de investigación en donde logra representar con su propio estilo, a maestros del barroco y el renacimiento.
Rostros construidos con trazos de pinceladas espesas y cargadas, irrumpen con ritmos expresionistas aunado a las facturas dulces del impresionismo; dando un salto que lo ubica entre los neofigurativos venezolanos de estos tiempos.